Un paso más en la guerra tecnológica de Estados Unidos contra China

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La administración Trump está utilizando todos los medios a su alcance para perjudicar a las empresas tecnológicas chinas, y su última medida es un plan para eliminar toda la infraestructura de redes proveniente de fabricantes del país asiático. Este plan es el siguiente paso en la política denominada Clean Network que comenzó con el veto a los proveedores de equipos 5G, y que ahora se extiende al resto de redes de datos en Estados Unidos, lo que tendrá un impacto apreciable en el mercado internacional.

La semana pasada las autoridades de Estados Unidos anunciaron que van a dar un paso más en su programa denominado “Clean Network”, con el que pretenden liberar a las infraestructuras de redes del país de equipos y tecnologías provenientes de proveedores chinos. Comenzó con la prohibición de usar equipos de marcas del país asiático (principalmente Huawei) en el despliegue de redes 5G, y ahora el gobierno de Donald Trump quiere expandir este plan para sustituir todos los equipos de marcas chinas que hay en las redes de datos nacionales.

Como explicó el Secretario de Estado Mike Pompeo, este ambicioso proyecto supondría cambiar infinidad de infraestructuras en la compleja arquitectura de redes de Estados Unidos, lo que abarca desde equipamiento de los operadores de Internet y de la nube a routers, switches y otros equipos y aplicaciones en los centros de datos de empresas e, incluso, supondría la sustitución de equipos de transmisión óptica de los cables submarinos que conectan EEUU con otras regiones.

En su comunicado, Pompeo dijo que “el programa Clen Network es el enfoque integral de la Administración Trump para proteger la privacidad de nuestros ciudadanos y la información más sensible de nuestras empresas de las intrusiones agresivas de actores malignos, como el Partido Comunista Chino (PCCh)”. La primer parte de este plan se inició a finales de abril con la iniciativa Clean Path, enfocada en proteger las redes 5G que envían datos a las instalaciones diplomáticas del país, dentro y fuera de Estados Unidos, y ahora el plan seguirá con cinco nuevas áreas.

La primera abarca el ámbito de los operadores de redes, prohibiendo la conexión de las redes estadounidenses con los operadores chinos que se consideren como no confiables. Porque, según Pompeo, estas empresas representan un peligro para la seguridad nacional. El segundo campo de acción del plan Clean Network es el de las tiendas de aplicaciones chinas donde, según las autoridades estadounidenses, se difunden apps con todo tipo de código malicioso, así como propaganda y desinformación. 

Siguiendo esta misma línea de acción está el campo de las aplicaciones móviles, para lo que la iniciativa Clean Apps impedirá que los fabricantes de smartphones chinos que no son de confianza preinstalen aplicaciones que potencialmente puedan usarse para espiar a los usuarios. Después está el campo de la nube, donde este programa tendrá un impacto más serio, ya que aprovechando el pretexto de la protección de la propiedad intelectual, se prohibirá que empresas como Alibaba, Baidu o Tencent almacenen y procesen datos de Estados Unidos en sus infraestructuras cloud. Y, finalmente, Los planes de Estados Unidos abarcan la infraestructura de cables submarinos, un campo en el que el gobierno de Trump quiere blindarse frente a posibles interferencias de las autoridades y las empresas chinas en el tráfico de datos entre EEUU y el resto del mundo.

Su intención es que el resto de países del mundo se alineen con su política, vetando a empresas tecnológicas como Huawei, y a los gigantes de la nube y las telecomunicaciones de China, y según Pompeo ya hay más de 30 países “limpios”, donde, en su opinión operan “clean telcos”, libres de tecnologías chinas y que recurren a proveedores confiables. Aunque no está claro que los países de regiones como Europa estén dispuestos a seguir la senda marcada por EEUU, por ejemplo en Europa, habida cuenta de los conflictos que se están generando entre ambas economías a causa de la regulación de las grandes tecnológicas. 

Además, la mayor parte de los operadores de redes llevan años instalando tecnologías fabricadas por proveedores chinos, y ahora sustituir la infraestructura por “mandato” de Estados Unidos supone costes que no son fáciles de justificar. Aunque Pompeo se muestra firme en l línea de acción de su gobierno y en su comunicado dijo que “Estados Unidos pide a nuestros aliados y socios en el gobierno y la industria de todo el mundo que se unan a la marea creciente para proteger nuestros datos del estado de vigilancia del Partido Comunista Chino y otras entidades malignas”. Y afirma que “construir una fortaleza limpia alrededor de los datos de nuestros ciudadanos garantizará la seguridad de todas nuestras naciones”.

Mientras tanto, las autoridades chinas se han mostrado absolutamente en contra de las medidas que está adoptando el gobierno de Donald Trump, y han puesto en duda sus motivos oficiales, aduciendo que su país no es precisamente el más indicado para hacer acusaciones de espionaje y falta de confiabilidad. Sea como fuere, esta política va a tener un impacto global y afectará al incipiente mercado de tecnologías 5G, así como al resto de segmentos de infraestructuras de redes, telecomunicaciones, aplicaciones móviles y servicios en la nube.