Ventajas que ofrece IoT en el sector agrario

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Poco a poco los agricultores están confiando en las nuevas tecnologías para mejorar el desempeño de los cultivos y reducir la carga de trabajo que conlleva atender las plantaciones de gran tamaño. En este sentido, el concepto de Internet de las Cosas aporta toda una serie de nuevas herramientas que les permiten automatizar determinados trabajos, aprovechar al máximo los recursos disponibles y obtener los mejores resultados.

Una de las aplicaciones profesionales del concepto de Internet of Things es la automatización del sector agrícola, una industria que se percibe como arcaica, pero en la que la tecnología tiene mucho que decir de cara al futuro. De hecho, la introducción de los dispositivos conectados en este sector podría suponer una revolución similar a la que en su día trajo el arado, el tractor y otras innovaciones disruptivas que transformaron la forma de obtener productos de la tierra. Porque uno de los principales sueños de los agricultores es mejorar las condiciones de trabajo a través de la automatización de los cultivos, que además permitiría ahorrar recursos valiosos como el agua o los nutrientes y mejorar la calidad de los productos finales.

Esto comienza por monitorizar todo lo que sucede en los terrenos, y aplicar tecnologías innovadoras como la robótica y los drones para actuar en el terreno sin la necesidad de que intervengan operarios humanos, de forma automatizada. Esto parece un sueño lejano, pero ciertas tecnologías están sumando fuerzas para convertirlo en una realidad, y en las próximas décadas se producirá un gran avance en este sentido que permitirá transformar el sector y, poco a poco, democratizar el uso de estas tecnologías en la industria agraria.

Nuevas posibilidades en un mundo conectado

Hace mucho tiempo que existen sensores capaces de medir las características del suelo, el aire y el agua, y que permiten transmitir estos datos a sistemas de información.También válvulas y mecanismos automáticos para el riego o la dosificación de abonos o pesticidas, entre otras cosas. Asimismo, los agricultores llevan tiempo apoyándose en información externa como los partes meteorológicos más avanzados, que les permiten actuar frente a situaciones de riesgo, como las tormentas de granizo y otras condiciones climáticas adversas.

Todas estas mejoras son muy útiles, pero hasta hace relativamente poco no se podían integrar en un ecosistema digital moderno que proporcionases información y capacidades de administración integradas. Esto es algo que el concepto de IoT está haciendo realidad, gracias a toda una nueva generación de tecnologías conectadas y de plataformas digitales, que ahora permiten a los agricultores plantearse estrategias de automatización viables. Aunque todavía existen barreras como el coste, las posibilidades y los beneficios que puede traer este nuevo concepto son muchos.

Mediante dispositivos conectados que pueden funcionar de forma autónoma, es posible transmitir la información a plataformas digitales que centralizan los datos y aportan un conocimiento más preciso de lo que sucede en los cultivos a tiempo real. Gracias a estos avances la agricultura se está adentrando en una nueva era en la que la innovación y las nuevas tecnologías darán lugar a nuevas cotas de calidad y eficiencia, en beneficio de las personas y también del medio ambiente.

De la monitorización a la automatización

Lo primero en lo que los agricultores se están centrando es en la monitorización avanzada de los cultivos y de las infraestructuras empleadas para el suministro de agua, luz, nutrientes, etcétera. Para ello emplean dispositivos IoT que miden la calidad del aire, del agua, las condiciones climáticas y otros parámetros fundamentales en esta industria, tanto de las propias plantas como del entorno en el que viven.

Toda esta información se transmite a una plataforma que permite a los agricultores estar al tanto de todo lo que sucede en su plantación, y que además ofrece ciertas capacidades de administración. Aquí donde comienza el siguiente paso evolutivo en lo que se refiere a la digitalización de los cultivos, gracias a los nuevos mecanismos automatizados para la administración de recursos básicos, como son el agua y los químicos necesarios para abonar las plantas y fumigarlas.

Esto supone una inversión mayor para los agricultores, ya que deben distribuir estos suministros por toda la plantación a través de canalizaciones, separando las zonas. Para ello se instalan válvulas y otros sistemas automáticos, y también conectados, para poder administrar estos recursos de forma remota, sin necesidad de acudir constantemente a los cultivos. El último paso en la automatización conlleva el uso de robots y drones, maquinaria sofisticada que puede proporcionar un grado de automatización muy superior, y que muchos perciben como una parte fundamental del futuro del sector agrario.

Por ahora, estas tecnologías tienen unos usos limitados, pero su avance continuará en el futuro, con innovaciones que permitirá actuar a distancia sin tener que acudir personalmente a todos los lugares del terreno donde hay que actuar.

Nuevas aplicaciones de los drones y la robótica

Los últimos avances en llegar al sector agrario provienen de la robótica y los drones, tecnologías que proporcionan “ojos” y “manos” allí donde no hay trabajadores humanos. Mediante ciertos tipos de robots, cada vez más complejos y autónomos, se pueden automatizar tareas avanzadas como la monitorización cercana de los cultivos, ciertas operaciones de corte o toma de muestras puntuales y análisis.

Además, poco a poco se van añadiendo más capacidades que pueden sustituir ciertos trabajos que hasta ahora realizan los humanos. Pero no solo se está avanzando gracias a los robots móviles autónomos, sino que en el campo de los robots colaborativos existen numerosas aplicaciones en la agricultura.

Estas máquinas pueden ayudar a los agricultores en tareas de poda, transporte de material y otros trabajos pesados, acelerando las operaciones. Además, pueden tener numerosas aplicaciones en otras etapas de los procesos, por ejemplo, en la preparación, el empaquetado y el etiquetado de productos finales de cara a su posterior traslado y venta. Aparte de los robots, uno de los avances más significativos de cara a la automatización de la agricultura es la llegada de una nueva generación de vehículos aéreos pilotados de forma remota: los drones.

Actualmente existen numerosas aplicaciones para estos aparatos voladores, cada vez más pequeños y sofisticados. Por un lado, gracias a cámaras de más resolución, cámaras térmicas y distintos tipos de sensores, los nuevos drones pueden proporcionar a los agricultores información visual y meteorológica en tiempo real de sus cultivos, incluso en las zonas más alejadas.

Pero, además, determinados tipos de drones pueden utilizarse para transportar mercancías ligeras a puntos lejanos de las plantaciones, ayudando a los trabajadores allí donde la necesitan. Otros se pueden cargar con productos químicos para aplicar tratamientos en zonas concretas, acelerando la lucha contra las plagas o fertilizando puntos específicos.

Por el momento existen algunas barreras para la aplicación de estas tecnologías, como la autonomía, la capacidad de carga y la resistencia frente a condiciones climáticas adversas, pero poco a poco se van mejorando los drones para supera estas dificultades. De hecho, ya existen drones híbridos, que proporcionan varias horas de autonomía de vuelo, en vez de los minutos que duran los equipados solo con baterías eléctricas.

Usando los datos para desarrollar modelos predictivos

La modernización de la agricultura a través de las nuevas tecnologías como IoT conlleva la recopilación de grandes cantidades de datos provenientes de los sensores, cámaras y demás dispositivos digitales instalados. Esto proporciona información vital para comprender lo que sucede en tiempo real y actuar en consecuencia, optimizando todos los recursos y mejorando el desempeño general de los cultivos. Pero el valor de los datos no está solamente ahí, sino que esta información puede ser procesada, analizada y comparada con el histórico. Esto permite extraer conclusiones y determinar el grado de éxito de las estrategias y decisiones adoptadas ante situaciones similares.

Esto es análogo a lo que ya disfrutan industrias como la banca, los seguros o el comercio minorista, y en el caso de la agricultura puede ser muy beneficiosa para el sector a largo plazo. En la misma línea, las plataformas digitales de esta nueva “agricultura 4.0” pueden enriquecerse más y hacerse más útiles integrando fuentes de información externas. Por ejemplo, los datos de meteorología suministrados por proveedores climáticos, que a cabo de un tiempo pueden proporcionar capacidades predictivas para enfrentarse a problemas climatológicos. Porque cuando se presentan amenazas como el granizo, las inundaciones o la sequía, las actuaciones adecuadas pueden ayudar a salvar los cultivos o a minimizar los daños.

Lo mismo sucede con información sobre impacto ambiental, contaminación y otros factores que se relacionan directamente con la calidad y el desarrollo de los cultivos. Barreras que frenan la automatización de la agricultura Apostar por este gran avance supone un gran esfuerzo para los agricultores, especialmente para los más pequeños, pero en la otra cara de la moneda hay una serie de beneficios muy importantes.

Especialmente para un sector que depende en todo momento de las buenas condiciones de seres vivos que deben estar bien atendidos, lo que incluye muchas variables. Porque la falta de riego durante un momento crítico del desarrollo, o el desequilibrio de nutrientes, pueden echar a perder el trabajo de toda una temporada, especialmente en los cultivos más complicados de manejar.

Por el momento, las ventajas que proporciona la automatización y la integración de IoT en la agricultura solo están al alcance de unos pocos. Porque para muchos pequeños empresarios es difícil realizar una inversión de tal envergadura, y muchos ni siquiera se lo plantean seriamente. Por eso es tan importante contar con el apoyo de los gobiernos y de los proveedores de soluciones tecnológicas, que pueden ayudar a los pequeños empresarios a dar este gran salto a la era digital.