Estados Unidos investigará el impuesto francés a las grandes tecnológicas

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El fracaso de la iniciativa europea para imponer un gravamen fiscal a las grandes tecnológicas no ha desanimado a Francia, que ha establecido su propio impuesto nacional. Ante esto, la administración de Estados Unidos ha dicho que va a realizar una investigación para determinar si esta regulación pretende afectar especialmente a las empresas norteamericanas, ente lo cual adoptaría sus propias medidas.

Las estrategias fiscales de las grandes empresas tecnológicas preocupan cada vez más a los gobiernos de muchas regiones, que están viendo como los negocios multimillonarios de estas organizaciones no están reportando los correspondientes impuestos para sus países. Esto llevó a Europa a plantear un nuevo impuesto específico para estas compañías, que finalmente ha sido desestimado por los votos en contra de los países nórdicos, Irlanda y Luxemburgo, donde los gigantes de Internet tienen grandes intereses.

Pero los impulsores de este impuesto, principalmente Reino Unido, Alemania y Francia, descontentos con este resultado, están dispuestos a establecer sus propias tasas nacionales, incluso más restrictivas. De hecho, Francia la propuesto imponer el impuesto GAFA, que aplicará un 3% a los ingresos totales de aquellas firmas que facturan más de 750 millones de euros en todo el mundo, o 25 millones en sus operaciones dentro de Francia. Con esta regulación, que va a ser aprobada por el Parlamento francés, el país galo pretende recuperar unos 500 millones de euros en impuestos al año.

Esta norma ha saltado las alarmas en la administración Trump, que acaba de afirmar que realizará una exhaustiva investigación de esta norma, ya que piensa que podría estar dirigida específicamente contra las empresas norteamericanas. Y, en caso de que así fuera, el gobierno de EEUU tomaría sus propias medidas comerciales contra Francia. Esto ha despertado la indignación del Gobierno del Elíseo, que ha afirmado tajantemente que, como país soberano, Francia es libre de decidir cómo impone sus impuestos.

Lo más controvertido de esta medida es que la imposición es sobre los ingresos totales, mientras que el plan que se propuso en el marco de la UE sólo se aplicaría a los ingresos por publicidad de estas compañías en sus actividades dentro de Europa. Por su parte, el Presidente Emmanuel Macron ha afirmado que este impuesto es una forma de demostrar que los gobiernos puede tomar medidas para controlar a las grandes tecnológicas, que en opinión de muchos países están empleando estrategias fiscales para evitar el pago de impuestos, cuando generan enormes beneficios que deberían reportar la parte correspondiente a los países donde operan.

Sobre este nuevo impuesto, el representante de comercio de EEUU, Robert Leighthizer, declaró el miércoles que “A Estados Unidos le preocupa mucho que el impuesto a los servicios digitales que se espera que pase mañana en el Senado francés se dirija injustamente a las empresas estadounidenses. El Presidente ha ordenado que investiguemos los efectos de esta legislación y determinemos si es discriminatoria o irrazonable, y si grava o restringe el comercio de los Estados Unidos”.

Esta investigación, según se ha dado a conocer, podría tardar un año en llegar a una conclusión, y en caso de determinar que existe esa discriminación, llevaría al gobierno norteamericano a imponer sus propias restricciones comerciales contra Francia. Ante la reacción de la administración Trump, el Ministerio de Finanzas de Francia ha declarado a la agencia de noticias Reuters que “Para nosotros, (el impuesto) cumple totalmente con los acuerdos internacionales. Los países son soberanos en materia tributaria. Así que para nosotros no es apropiado utilizar un instrumento comercial para atacar a un estado soberano”. Y Francia ha dicho además que se compromete a reducir esta carga impositiva cuando la OCDE revise finalmente las normas fiscales transfronterizas, que actualmente no son capaces de tratar adecuadamente los negocios de la era digital.