Inteligencia Artificial: ¿crea o destruye puestos de trabajo?

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La introducción de IA en la digitalización de una empresa no implica per se la pérdida empleo. Sin embargo, casi un 25% de las compañías actuales así lo cree. Lo cierto es que, de forma tangencial, la inteligencia artificial sí acaba por tener un efecto significativo en el número de puestos de trabajo de una organización.

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En la mayoría de los casos, la introducción de la inteligencia artificial (IA) en el proceso de digitalización de las empresas no supone una pérdida neta de puestos de trabajo, según un estudio publicado por académicos de la Universidad de Warwick y la Universidad de Sussex.

Basado en una encuesta realizada a unas 750 compañías que utilizan IA, el informe afirma que menos de una cuarta parte de las organizaciones cree que esta tecnología ha provocado la destrucción notable de empleo desde su introducción. Una proporción similar a la que afirma que ha creado más trabajo, mientras que más de la mitad asegura que no ha habido ningún cambio en general.

Sin embargo, en comparación con cualquier otra tendencia, la IA sí provoca un efecto significativo en el número de puestos de trabajo pues, según el texto, su introducción tiene hasta un 28,4% de probabilidades de estar vinculada a la creación de empleo y un 26,6% a la destrucción del mismo.

"Aunque no podemos decir con seguridad cuántos puestos de trabajo se crearán o destruirán, es probable que la automatización de algunas tareas pueda significar que se necesiten menos personas para realizar algunos trabajos, pero que el aumento de la productividad pueda reducir los costes estimulando las ventas y la demanda de trabajadores en general", dijo el Dr. Wil Hunt, investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad de Sussex. "Esto, por supuesto, es probable que dependa de la tecnología de IA concreta que se utilice y de aquello que los empresarios esperen conseguir con su uso", matizó.

Los autores del informe también sugieren que las investigaciones anteriores sobre el asunto han tendido a ser erróneas, porque se han basado en escenarios "hipotéticos", en lugar de tener en cuenta los factores económicos, sociales y culturales que influyen en la tasa de adopción de las nuevas tecnologías por parte de las organizaciones.