Auge en el mercado de interfaces cerebro-maquina
- Infraestructura
Los sistemas que permiten la interacción entre personas y máquinas han evolucionado mucho en los últimos tiempos, y una de las tendencias más revolucionarias en este campo es la de interfaces cerebro-máquina, que pasarán de sus aplicaciones médicas iniciales a otros productos profesionales y de consumo, vinculados a las tecnologías como la realidad aumentada y virtual.
El concepto de inferface cerebro-máquina comenzó en el ámbito de la ciencia ficción, donde los autores clásicos ya contemplaban la posibilidad de que las personas interactuasen con máquinas mediante el pensamiento. Esta idea es fascinante, ya que podría tener numerosas aplicaciones, y los científicos han estado décadas desarrollando la tecnología que pueda hace este sueño realidad. Actualmente, ya se han creado los primeros sistemas de comunicación cerebro-máquina, que están encontrando casos de uso en la industria de la salud, por ejemplo para ayudar a personas con problemas de visión, o para controlar prótesis mecánicas.
Esto está generando gran expectación, y un mercado que, según un reciente estudio publicado por Juniper Research, crecerá de forma importante en la próxima década. Sus cifras indican que, aunque actualmente su uso es minoritario, debido a que se trata de una tecnología muy nueva, durante este año se realizarán unos 350.000 pedidos. Pero de cara a 2030 ponostican que la cifra podría aumentar hasta 25,6 millones de unidades. En su informe “Brain Machine Interfaces & Neuromodulation: Impact Assessments, Vendor Positioning & Market Forecasts 2019-2030”, los analistas afirman que a lo largo de este período se producirá una irrupción de esta tecnología en otros ámbitos, como el de los productos de consumo.
En estas cifras indican que los productos de consumo llegarán a acaparar el 51% del total para 2030, lo que supondría unos 13 millones de unidades, un aumento considerable teniendo en cuenta que prevén envíos de 100.000 unidades para este año. Pero a nivel de facturación, las interfaces cerebro-máquina de uso médico acapararán el 78% del total para 2030, debido a que son plataformas más costosas que las destinadas al consumo, por los elevados costes de desarrollo que implican.
En cualquier caso, el crecimiento que prevén estos expertos se debe a que tras las pruebas iniciales en el ámbito de la salud, están surgiendo nuevas posibilidades asociando esta tecnología a la realidad virtual, que permitirían concebir un nuevo nivel de experiencias inmersivas. Además, en el campo del bienestar personal, para el apoyo a la meditación guiada o la mejora de la calidad del sueño. Pero sus posibilidades siguen expendiéndose, y en los próximos años este tipo de interfaces podrían suponer una disrupción tanto en tecnologías de consumo como en el ámbito profesional, asociadas a la inteligencia artificial en numerosas industrias.
A nivel de tecnología, la que tiene el mayor potencial de proliferar es la que más se está utilizando actualmente, la electroencefalografía (EEG). Aunque actualmente tiene algunos problemas de uso, debido a la susceptibilidad al ruido, el hecho de que ya se esté utilizando con éxito en la industria médica hace pensar a los expertos que se convertirá en la tecnología dominante. Además, otro factor que juega a favor de esta tecnología es que no es invasiva, por lo que no requiere implantes ni intervenciones médicas para que las personas puedan usarla.