La primera capturadora de CO2 atmosférico arranca motores

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Eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera puede ser clave para frenar el cambio climático, pero construir este tipo de instalaciones siempre ha supuesto un reto en materia de coste-beneficio. Pero una innovadora compañía ha logrado poner en marcha esta semana la primera capturadora de CO2 atmosférico del mundo, con una capacidad de eliminar 4.000 toneladas al año de este gas de efecto invernadero.

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En los últimos años ha quedado claro que el calentamiento global es una realidad, y gran parte del problema se achaca a la cantidad de dióxido de carbono presente en la atmósfera, uno de los gases que causan el efecto invernadero, elevando la temperatura del planeta. A pesar de los indicios que ha habido en las últimas décadas y de la presión de los ambientalistas, los grandes capitales y la mayoría de los gobiernos no se han puesto manos a la obra para combatir las causas del problema, menos aún para buscar soluciones efectivas para reducir la concentración atmosférica de esta y otras sustancias con las mismas propiedades.

Pero ahora están comenzando a verse reacciones, en forma de iniciativas para reducir las emisiones en diferentes industrias. Esto tiene como objetivo dejar de emitir tanto CO2 al aire, pero queda el problema de reducir la elevada concentración que ya hay en la atmósfera. Esta es una parte importante de la solución al calentamiento global, pero hasta hace relativamente poco los proyectos de investigación sobre el tema mostraban que el coste de estos procesos era excesivo, y sin un valor comercial o forma de rentabilizar estas operaciones nadie parecía dispuesto a lanzarse a la piscina.

Pero la compañía Climeworks, creada en 2009, se puso como objetivo construir un sistema de filtración de CO2 atmosférico para compensar las emisiones actuales y, en un futuro, reducir la concentración de este gas a niveles normales. El reto era complicado, pero en los últimos años han recibido gran cantidad de fondos de inversores privados como Microsoft, Coca Cola, Swiss RE o el propio Elon Musk, que les han permitido perfeccionar su tecnología de captura atmosférica y procesamiento de CO2, hasta lograr un formato viable.

En 2020 comenzaron a materializar su proyecto y esta semana han anunciado la puesta en marcha de las primeras instalaciones de captura de CO2 atmosférico del mundo, que reciben el nombre de Orca. Esto ocurre un mes después de que el Panel Intergubernamental sobre Cambio climático de las Naciones Unidas haya presentado un informe alertando de que los fenómenos meteorológicos extremos podrían agravarse en los próximos años a consecuencia del calentamiento global.

Christoph Gebald, co-CEO y cofundador de Climeworks, comenta que “Orca es ahora una realidad y es el resultado de los esfuerzos concertados de todas las partes interesadas involucradas. Quiero aprovechar esta oportunidad para transmitir mi gratitud y reconocimiento al Gobierno de Islandia, a nuestros socios en Islandia, nuestros inversores de confianza, nuestros clientes corporativos y pioneros, a los socios, a los medios de comunicación y a nuestro equipo de Climeworkers para hacer de Orca una realidad”.

Las instalaciones están situada junto a la planta de energía geotérmica que tiene On Power en Hellisheiði (Islandia) y están compuestas por unidades colectoras apilables que tienen el tamaño de un contenedor de transporte estándar. Esto facilita su transporte e instalación, y sus creadores quieren impulsar su expansión en todo el mundo para lograr una eliminación efectiva del dióxido de carbono de la atmósfera.

Además, se alimenta de energía renovable y cuenta con un sistema que solidifica el CO2 capturado en la tierra a gran profundidad, de forma que no pueda liberarse de nuevo a la atmósfera. Para ello se ha asociado con la firma Carbfix, otra empresa innovadora que ha desarrollado un proceso de mineralización subterránea rápida, en el que se calienta el CO2 en estado gaseoso, se mezcla con agua y se bombea a una profundidad de entre 800 y 2.000 metros, donde queda atrapado en la piedra, en un proceso que dura menos de dos años.

Estos sistemas combinados permiten a Orca, en su configuración actual, capturar un máximo de 4.000 toneladas métricas de CO2 al año, pero todavía queda margen para escalar las instalaciones, y para construirlas en otros lugares del mundo. Este es un primer paso para demostrar que se puede construir un modelo viable de purificación de la atmósfera, aunque el coste de estos procesos es todavía elevado. Pero Climateworks ha creado un modelo comercial basado en suscripciones que comienzan con tan solo 7 euros mensuales, equivalentes a 85 kilos de CO2 al año, y que pueden llegar hasta los 2.000 euros (25.000 toneladas anuales).

Esto está generando mucho interés en compañías que necesitan reducir las emisiones netas de carbono, y podría convertirse en el pilar de una interesante estrategia de compensación del impacto ambiental. Por el momento la capacidad de Orca es limitada, pero sus creadores se están volcando en capturar y retener el apoyo de las empresas y otros socios como los gobiernos, que serán con total probabilidad el sustento de las operaciones de estas instalaciones. Y también de su expansión a otros lugares del globo, algo que podría suceder su se mantiene el apoyo de grandes empresas como las varias tecnológicas de primer nivel que han apoyado el proyecto con sus inversiones.

En este sentido, Jan Wurzbacher, co-CEO y cofundador de Climeworks, comenta en su anuncio que “Orca, como un hito en la industria de captura directa de aire, ha proporcionado un modelo escalable, flexible y replicable para la expansión futura de Climeworks. Con este éxito, estamos preparados para aumentar rápidamente nuestra capacidad en los próximos años. Aún queda un largo camino por recorrer para lograr emisiones netas netas globales, pero con Orca, creemos que Climeworks ha dado un paso significativo hacia la consecución de ese objetivo”.