Las empresas necesitan una figura responsable de la formación

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A medida que empieza a escasear el talento digital en las organizaciones se hace más importante cambiar la cultura empresarial para fomentar y retener el talento interno. Esto ha propiciado la creación de nuevos roles como el Learning Advisor o el Chief Learning Officer, encargados de gestionar los programas de formación para capacitar a los trabajadores en las nuevas necesidades de la empresa.

La transformación tecnológica y de negocio en las empresas trae consigo una serie de cambios, y para tener éxito en el proceso es fundamental contar con personal cualificado en las nuevas materias que van introduciéndose en la organización. Algunos puestos pueden cubrirse con nuevo personal especializado, pero cada vez está más claro que es preciso desarrollar planes formativos para incrementar y retener el talento interno, mediante la capacitación en las nuevas habilidades requeridas. Pero esto requiere un análisis exhaustivo de estos nuevos requisitos, y también la elaboración de un proyecto formativo acorde a las necesidades que van surgiendo en la organización. De esta situación han surgido nuevos roles como el Learning Advisor y el Chief Learning Officer (CLO), que están cobrando importancia día a día.

El Learning Advisor es una figura que actúa como asesor para la formación dentro de la empresa. Esta figura debe estar al día de las nuevas tendencias educativas, así como tener conocimientos sobre las nuevas tecnologías, a fin de evaluar correctamente las necesidades en materia de capacitación. Su función, además, incluye vigilar que los trabajadores tengan las herramientas necesarias para formarse y compartir sus conocimientos con los demás, facilitando la transmisión de habilidades en todas direcciones.

Y los expertos señalan que es importante que se tenga en cuenta esta multidireccionalidad, ya que los mejores modelos de aprendizaje actuales beben de fuentes muy diversas, más allá de las tradicionales fórmulas educativas. Por ello, el Learning Advisor debe ser una persona adaptable, flexible, con vocación autodidacta y con ciertas cualidades humanas que le permitan entender mejor las necesidades de las personas y ser capaz de fomentar una cultura de aprendizaje sana, didáctica y multicanal. Mediante esta figura, las organizaciones pueden conocer mejor cómo enfocar los programas de formación interna y actualizar sus políticas a medida que cambian sus necesidades y el talento del personal. Con ello se puede optimizar la estrategia de formación, reduciendo costes y, además, mejorar el clima laboral.

Otra figura que ha surgido de la necesidad de gestionar mejor la formación dentro de las organizaciones es el Chief Learning Officer (CLO), una suerte de evolución del Learning Advisor. Esta persona actúa como un gestor dedicado especialmente a la formación dentro de la empresa. Su misión es más amplia, ya que engloba la supervisión continua de todas las capacidades dentro de la empresa y el desarrollo de los programas formativos para estar al día en todas las materias que requieren los trabajadores, adaptándose constantemente a los cambios que se van dando a lo largo del tiempo. A su vez, este responsable se vincula directamente con el departamento de recursos humanos, asesorando en los procesos de selección de nuevos empleados y en los procesos de promoción interna. Además, sebe estar al día de las tendencias que se desarrollan en otras empresas dentro de su campo, para mantener a la organización al día en lo que se refiere a la formación interna de sus empleados, algo que contribuye a la retención de talento.