El fin del soporte para Windows Server 2008 traerá problemas a las organizaciones

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A pesar de que Microsoft ha anunciado hace tiempo la finalización del soporte para Windows Server 2008, muchas empresas aún dependen de este sistema para las funciones básicas del negocio. La fecha límite para cambiar es el 14 de enero de 2020, y las organizaciones que aún utilicen este SO se enfrentan a graves riesgos de seguridad si continúan haciéndolo a partir de entonces.

Microsoft ha decidido descontinuar su sistema operativo de servidores Windows Server 2008, más de diez años después de su lanzamiento, pero muchas organizaciones aún lo emplean para determinadas aplicaciones básicas, como Directory Server, File Server, DNS Server e Email Server, y también para aplicaciones críticas como Active Directory, File Sharing o alojamiento de webs externas. Pero a partir del 14 de enero del año que viene su creador dejará de darle soporte, lo que deja abierta la posibilidad de que surjan nuevas vulnerabilidades que puedan aprovechar los ciberdelincuentes.

Por ello, al igual que está ocurriendo con Windows 7, los expertos recomiendan migrar estos procesos a nuevas plataformas, con el fin de garantizar la seguridad de los activos y aplicaciones digitales. Aunque algunos especialistas alertan de que son pocos los sistemas que están preparados para migrar completamente a la nube o a otros sistemas. Y la mayoría de empresas no es capaz de realizar este proceso con la suficiente rapidez, debido al poco tiempo que queda para la fecha límite o a problemas técnicos o presupuestarios.

Por ello, la industria tecnológica teme que ocurra lo mismo que cuando se acabó el soporte para Windows Server 2003, cuando casi un año después del plazo un 42% de las organizaciones todavía utilizaba este sistema. Y las previsiones de algunos expertos son que muchas aplicaciones críticas continuarán ejecutándose bajo Windows Server 2008 durante varios años más, elevando los riesgos de ciberseguridad.

Los problemas derivan de la falta de actualizaciones de seguridad oficiales, que pueden ocasionar violaciones de seguridad, problemas en el cumplimiento normativo y acabar siendo el caldo de cultivo de nuevo malware y fallos operativos derivados de un sistema obsoleto. Todo ello sumado a que no existirán notificaciones sobre posibles vulnerabilidades, lo que deja a los responsables de TI indefensos contra los atacantes.

Ejemplos de ello fueron los ataques de ransomware de WannaCry, que afectaron especialmente a las plataformas con sistemas operativos antiguos, que además fueron más difíciles de subsanar que con los sistemas más modernos. Ante estos problemas potenciales, los expertos recomiendan migrar ya a plataformas más nuevas, ya sean dentro de las propias instalaciones o en infraestructuras cloud como servicio, que pueden acelerar el proceso.