Los tókenes existen y así pueden complementar el negocio
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En la actualidad, hay más de 5.000 monedas digitales distintas, y pese a que cada una tiene una función, la mayoría quiere acabar con los intermediarios del mercado. La tokenización consiste en crear un activo digital que la represente y, así, una compañía puede dividirse en muchas partes.
Las criptomonedas han acaparado numerosos titulares, pero pocos han oído hablar de los tókenes. Para algunas personas son considerados un sinónimo de las criptomonedas, para otras, en cambio, es un tipo de aplicación en el mundo de la cadena de bloques. Para Víctor García-Font, investigador del grupo KISON del IN3 de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), toda criptomoneda es, en su esencia, un token.
Como recalca este experto, es injusto limitar los tókenes a la definición del dinero convencional. En la actualidad, este es un medio de pago, un almacén de valor y una unidad de cuenta. Y, pese a que algunas criptomonedas actúen así, pueden tener un abanico de usos mucho más amplio. Además, hay tantos tókenes como posibilidades en el mundo de la cadena de bloques. Los números hablan por sí solos: actualmente hay más de 5.000 monedas digitales distintas. No obstante, pese a sus múltiples usos, la mayoría comparte un mismo ideal: la eliminación de los intermediarios.
Hay que entender los tókenes como divisas que han sido diseñadas para resolver problemas específicos o con fines distintos. Las criptomonedas son el tipo de token que más se parece al dinero tradicional y, por eso, ha calado más en la retina de la gente que los otros tókenes. Pero también están los activos tokenizados, que representan un valor externo y material.
Otra opción, muy relacionada con crear nuevas formas de negocio, es la de tokenizar una plataforma. La idea es obtener tókenes a cambio de un servicio que se preste a la empresa.
El último tipo de token es el token por participación. "Este tipo de token equivaldría a tener una participación o acción en una empresa, pero referido a un servicio basado en la cadena de bloques", describe García-Font. Con esto, el tenedor del token podría participar en el reparto de beneficio e, incluso, votar cuando deban tomarse decisiones.
Aunque suena a ciencia ficción, este tipo de colaboraciones entre las empresas y los consumidores a través de la cadena de bloques ya se están dando. No obstante, como reconoce García-Font, "aún queda para que estos activos digitales se cuelen en nuestro día a día. Podemos disponer ya de la tecnología para hacerlo, pero todavía hay muchos intermediarios que dificultan su puesta en práctica".
Aun así, para muchas empresas ya es un horizonte al que hay que mirar y por el que se debe apostar. De hecho, desde 2015 la Unión Europea (UE) considera el bitcoin y otras criptomonedas como una forma de pago con la misma validez que el euro.