La industria recupera el interés en la tecnología de exoesqueletos

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Aunque la automatización industrial promete grandes ventajas a las empresas del sector, es una tecnología costosa y la robótica aún no puede sustituir completamente la versatilidad de los trabajadores humanos. Esto está devolviendo el interés por la tecnología de exoesqueletos, que apoya a los empleados en la realización de tareas pesadas, aumentando la productividad a la vez que reduce los riesgos laborales.

Los titulares de prensa muestran constantemente lo rápido que avanza la robótica y las demás tecnologías de automatización que impulsan el nuevo paradigma de la industria 4.0 y la fabricación inteligente. Pero se trata de un avance tan disruptivo que supone rediseñar las fábricas, en muchos casos desde cero. Esto tiene costes muy elevado, que en muchos casos solo se compensa a muy largo plazo, y tampoco es la solución ideal para determinados trabajos, al menos por ahora.

Ante esto, diversos sectores, tanto dentro de la industria manufacturera como en el transporte y la logística, están volviendo a considerar las posibilidades y ventajas que ofrece la tecnología de exoesqueletos. Tras un tiempo prolongado en el que el sector no ha logrado despegar, determinados proveedores de este tipo de soluciones han evolucionado hacia modelos de exoesqueletos pasivos, más económicos, fáciles de usar y que sirven en multitud de contextos. Un ejemplo son los sistemas de refuerzo que ya se emplean en las cadenas de montaje para soportar el peso de los propios trabajadores en posturas incómodas durante períodos prolongados.

Principalmente se trata de exoesqueletos pasivos (sin motores, servos, hidráulica, etc.) que eliminan la mayor parte del esfuerzo lumbar y en las piernas, factores que pueden ocasionar lesiones a largo plazo. Además, contribuyen a que los trabajadores soporten mejor el ritmo que se impone al formar parte de una cadena de montaje continua, en la que los humanos son “una pieza más”. Ejemplos de este tipo de estructuras de apoyo pasivas se encuentran en los almacenes de empresas de logística, en las líneas de producción de vehículos, donde la presencia humana se combina con robots, y en otras fábricas de muy diversa índole.

Este tipo de aparatos son útiles y relativamente baratos, por lo que su adopción ha ido aumentando poco a poco. Y, según los expertos en la materia, están acercando cada vez más a las empresas a las versiones activas, que cuentan con tecnología para aumentar la fuerza, la rapidez y la precisión, especialmente en trabajos pesados. Porque, aunque las máquinas se pueden diseñar para realizar muchas tareas, los humanos son más polivalentes y se adaptan mejor a trabajos más variados.

Este es uno de los principales factores por los que los expertos afirman que el mercado de exoesqueletos va a vivir un repunte que podría sacarlo del nicho en el que se encuentra enmarcado, más allá de la rehabilitación de pacientes con problemas de movilidad o de tareas muy concretas en fábricas y almacenes. Según un estudio elaborado por ABI Research, para el año 2028 el mercado global de exoesqueletos podría alcanzar los 5.800 millones de dólares, con ventas de miles de modelos activos, de alta tecnología.

El principal ámbito de aplicación de estas tecnologías será el de producción industrial, pero existen otros muchos casos de uso potenciales. Por ahora, son pocos los modelos de exoesqueletos pasivos o activos que han tenido éxito comercial, pero grandes organizaciones de importancia mundial están interesándose por estas tecnologías, como por ejemplo la NASA, Boeing, Toyota, General Motors o los gigantes de la logística.

Como señaló Ryan Whitton, analista senior de ABI Research, “Solo estamos hablando de miles de unidades desplegadas hasta el momento, y la mayoría de ellas son pasivas. Se ha logrado el primer desafío de lograr que los exoesqueletos se desplieguen y sean obligatorios como parte de las prácticas de equipos de protección en fabricantes de equipos originales con altos salarios. El próximo desafío es aumentar la popularidad de los trajes motorizados el despliegue efectivo de las plataformas de IoT, que pueden agregar datos sensoriales de los exoesqueletos y proporcionar información”.

Añadió que “La siguiente etapa es integrar el uso de exoesqueletos con brazos robóticos, robots colaborativos y robots móviles a través de tecnologías de localización avanzadas, hápticas y control de gestos”. Y, aunque esta nueva forma de entender el papel de los trabajadores humanos dentro de las industrias altamente automatizadas e informatizadas se materializaría a largo plazo, los expertos creen que para 2022 podría generar un mercado de más de 1.000 millones de dólares en todo el mundo.

Pero hay que aclarar que la implementación de exoesqueletos activos también tiene un coste elevado, lo que podría frenar su adopción combinada con las tecnologías de automatización. Pero ante el envejecimiento de la fuerza laboral en la industria esta parece una alternativa con muchas posibilidades de éxito frente a la automatización completa, que puede tener ciertas limitaciones y costes adicionales.

Según Whitton, “En el internet industrial de las cosas, los “trajes” no pueden ser tontos. Por lo tanto, debe haber un modelo de negocio viable que incremente la adopción de RaaS, y una capacidad demostrable de obtener información de los datos recopilados, tanto por parte de los proveedores como de los usuarios finales. También será clave establecer asociaciones con los proveedores de la nube y las plataformas industriales que, en última instancia, ofrezcan el valor añadido necesario para diferenciar a los proveedores. Además, organizaciones como la asociación para industrias de exoesqueleto (VDEI) son importantes para desarrollar la estandarización cuando se trata de las mejores prácticas”.