Nueva plataforma para el desarrollo de la computación neuromórfica

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El fabricante Intel ha lanzado la plataforma Pohoiki Beach, una matriz de chips inspirados en el cerebro humano, que ha puesto a disposición de sus socios para que puedan trabajar en la computación neuromórfica. Su objetivo es contribuir al desarrollo de esta tecnología, que puede proporcionar nuevas formas de abordar la complejidad de cargas de trabajo altamente complejas, por ejemplo, en el campo de la inteligencia artificial.

La llamada computación neuromórfica es la ciencia que trata de crear ordenadores y sistemas digitales que funcionan de forma similar al cerebro humano, en el que millones de neuronas interconectadas se complementan para entender y procesar información muy compleja, extrayendo conclusiones que los humanos interpretamos de forma consciente e inconsciente.

La clave para este tipo de computación es crear una arquitectura informática basada en las estructuras naturales de nuestro cerebro, que pueda operar de forma similar, elevando la capacidad de procesamiento de información a diferentes niveles. Esto puede suponer un gran avance en campos de investigación como la neurociencia, y en tecnologías digitales transformadoras, como es la inteligencia artificial.

Diferentes empresas y laboratorios llevan mucho tiempo trabajando intensamente para conocer mejor la estructura y el funcionamiento del cerebro humano, y para desarrollar tecnologías que imiten sus capacidades, tanto a nivel de hardware como de software. Ahora, Intel ha dado un paso al frente con el lanzamiento de la plataforma llamada Pohoiki Beach, una matriz de computación compuesta por varias placas con el nombre clave Nahuku, que incluyen entre 8 y 32 chips Loihi, que han sido diseñados inspirándose en la estructura neuronal humana.

El resultado es un sistema compuesto por 64 de estos chips, que suman un total de 8 millones de “neuronas artificiales”, con los que los investigadores podrán trabajar en el avance de a computación neuromórfica, empleando una plataforma avanzada diseñada específicamente para este trabajo. Los chips fueron desarrollados el año pasado, pero es ahora cuando Intel ha logrado construir una arquitectura de hardware completa para sacar partido de esta tecnología.

Su objetivo no es lanzar u producto comercial, sino construir una plataforma con la que sus más de 60 socios en este proyecto puedan avanzar en el desarrollo de este tipo de computación, que tendrá aplicación en ciertas áreas fundamentales en la era digital. Su capacidad para acelerar ciertas cargas de trabajo altamente complejas supera a la de los sistemas informáticos convencionales, por ejemplo en ciertos despliegues de computación perimetral, destinados a trabajar con cargas muy complejas, desde inteligencia artificial a analítica de datos en tiempo real.

Como ejemplo, según sus creadores afirman que esta tecnología permite igualar las capacidades de aprendizaje profundo de los sistemas basados en GPU con un consumo de energía 109 veces menor, y un 5% menor que las plataformas de IoT más especializadas. Pero, además, afirman que permite escalar la red de computación de forma más eficiente que otras arquitecturas de TI. Por ejemplo, señalan que al escalar 50 veces la red se puede mantener el rendimiento con solo un 30% más de potencia, mientras que, en las mismas circunstancias, las infraestructuras IoT más avanzadas emplean 500 veces más energía y no logran el procesamiento en tiempo real.

La apuesta del fabricante de procesadores por esta nueva forma de computación no acaba aquí, sino que ha anunciado que para final de año presentará un sistema más grande basado en la misma tecnología, que ofrecerá una capacidad de cálculo mayor y también servirá para seguir potenciando el desarrollo de la computación neuromórfica para diferentes aplicaciones y escalas.