La biometría de huellas dactilares pierde peso ante la pandemia

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El reconocimiento de huellas dactilares se ha convertido en una tecnología básica de identificación en ciertos campos, pero las medidas de distanciamiento social han asestado un duro golpe a su mercado. Ahora, muchas industrias y agencias gubernamentales están sustituyendo los lectores de huellas por tecnologías sin contacto, y este año se espera que los ingresos caigan un 22%.

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En los últimos años, las tecnologías de reconocimiento biométrico han ido ganando peso en muchas industrias, y también entre las agencias gubernamentales, convirtiéndose en una de las formas más seguras de identificar a las personas. La más extendida ha sido la de lectores de huellas dactilares, que actualmente forma parte de los dispositivos móviles, los ordenadores portátiles, sistemas de control de acceso en puertas, registros médicos y otros muchos ámbitos.

Los gobiernos han sido uno de los puntales del mercado de estas tecnologías, pero a raíz de la pandemia se han visto obligados a reducir el gasto en casi todas las áreas, lo que ha afectado a las inversiones previstas en estas tecnologías. Al mismo tiempo, las medidas de distanciamiento social están generando una transición hacia tecnologías de reconocimiento biométrico sin contacto, como el reconocimiento facial o de voz, perjudicando más aún a las ventas de lectores de huellas digitales.

Según los investigadores de ABI Research, este año los ingresos globales de este mercado descenderán hasta unos 6.000 millones de dólares, lo que supone una caída del 22% (1.800 millones) con respecto al año pasado. En su opinión, los motivos son las nuevas prioridades de inversión comercial, las restricciones presupuestarias y las preocupaciones por cuestiones de higiene, aunque creen que la situación se revertirá en un futuro próximo. Las estimaciones son que en 2021 se recuperará el impulso anterior, y los ingresos seguirán creciendo en los próximos años, con posibilidades de alcanzar los 40.000 millones de dólares para 2025.

Para Dimitrios Pavlakis, analista de la industria de seguridad digital en ABI Research, “el declive actual en el panorama del mercado biométrico se debe a desafíos multifacéticos de naturaleza gubernamental, comercial y tecnológica. Primero, han sido instigados principalmente debido a las reformas económicas durante la crisis, que obligaron a los gobiernos a restringir los presupuestos y centrarse en el control de daños, el bienestar del personal y la eficiencia operativa”. Así, “los gobiernos tuvieron que retrasar o cancelar temporalmente muchas aplicaciones basadas en huellas dactilares relacionadas con el registro de usuarios/ciudadanos y pacientes, el control de acceso físico, la gestión de la fuerza laboral en las instalaciones y ciertas aplicaciones en el control de fronteras o en instalaciones civiles, de bienestar, inmigración, aplicación de la ley y correccionales”.

Explica que “las aplicaciones comerciales en las instalaciones y el control de acceso sufrieron a medida que el aumento de los trabajadores remotos se convirtió en la nueva norma durante el primer semestre de 2020”. Y, finalmente, “las preocupaciones de higiene debido a las tecnologías de huellas dactilares basadas en contacto tuvieron un impacto en los ingresos biométricos, lo que obligó a una caída repentina en los envíos de huellas dactilares en todo el mundo”.

Aunque la situación experimentada este año no será permanente, ya que están surgiendo nuevos casos de uso y ciertas tecnologías que están suscitando mucho interés. Por ejemplo, para el control de acceso mediante biometría como parte de las estrategias de identificación multifactor (MFA) para los trabajadores remotos. Para Pavlakis, “las aplicaciones de MFA actuales para trabajadores remotos bien podrían traducirse en medidas de autenticación de seguridad de tecnología de la información permanentes a largo plazo. Esto mejorará los modelos de autenticación y monetización de biometría como servicio (BaaS) en el futuro”.

Concluye su informe diciendo que “las inversiones futuras en infraestructura de ciudades inteligentes ahora tendrán en cuenta la vigilancia adicional, el análisis del comportamiento en tiempo real y el reconocimiento facial para la investigación epidemiológica, el monitoreo y los esfuerzos de respuesta a emergencias”. En cualquier caso, todas estas perspectivas podrían sufrir modificaciones en función de cómo se desarrollen los acontecimientos relacionados con la pandemia.