La supremacía de Intel en el mercado de PC corre peligro
- Líderes digitales
Hace ya algunos años que el fabricante Apple anunció que probablemente dejaría de usar procesadores de Intel en sus ordenadores, volviendo a montar sus propios chips. Ahora, un artículo de Bloomberg anticipa que la compañía californiana va a realizar un anuncio en este sentido esta misma semana, revolucionando una industria dominada por una compañía a la que le están saliendo fuertes competidores en muchos segmentos de la computación personal y empresarial.
Desde hace décadas una empresa ha mantenido el liderazgo indiscutible en el mercado de microprocesadores para los ordenadores que se usan en todo tipo de entornos, sobre todo en las estaciones de trabajo, los servidores, y los ordenadores personales de trabajo y de consumo. No es otra que la americana Intel, que incluso ha hecho varias incursiones en segmentos de dispositivos móviles de ámbito profesional, con equipos como Surface y procesadores para otros fabricantes.
En todo este tiempo le han salido competidores en los principales segmentos de ordenadores personales de sobremesa y portátiles, principalmente AMD, que se ha esforzado por quitarle cuota de mercado, pero con pocas aspiraciones reales de desbancar al líder. Aunque en algunos segmentos específicos y en momentos concretos sí ha logrado lanzar productos más exitosos, tanto para el ámbito empresarial como muy especialmente para la categoría de equipos gaming, y en algún caso para servidores.
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Otra firma a tener muy en cuenta es Nvidia, que se ha posicionado con mucha firmeza en el segmento de los procesadores GPU empleados en las aceleradoras gráficas. Pero también en las tarjetas aceleradoras de operaciones de cálculo avanzado, que se emplean en las estaciones de trabajo para el trabajo científico, la simulación industrial y todo tipo de plataformas de computación de alto rendimiento. El único competidor de Nvidia en este campo fue la compañía ATI Technologies, que fue adquirida por AMD para reforzar su posición en el sector gaming. Porque Intel no ha sido capaz de lanzar un procesador gráfico verdaderamente sólido en todo este tiempo, aunque todavía no ha renunciado a este mercado, y ya se ha filtrado que está trabajando en este sentido.
Como resultado, hay un segmento de procesadores en el que Intel está completamente fuera del mercado, y que ahora está tratando de ganarle la partida en el campo de las infraestructuras de computación destinadas a la inteligencia artificial. Aunque ciertas categorías de los últimos procesadores Xeon están enfocadas a este campo, la guerra está abierta, y nuevos jugadores están presentando su propia batalla.
Otro de los competidores que tuvo en su día Intel en el mercado de procesadores para ordenadores de sobremesa y portátiles fue IBM (en colaboración con Motorola), que se posicionó con fuerza en las plataformas de Apple con sus PowerPC. Estos chips fueron los elegidos por la compañía californiana para sus equipos Mac, que tienen una amplia presencia en grandes mercados como Estados Unidos. Finalmente, en 2005 Apple cambió a plataformas Intel, mientras que IBM se dedicó a seguir avanzando en otros campos de a TI empresarial.
Desde entonces, Apple ha recurrido a Intel como proveedor de CPU para sus equipos Mac Pro, Mac Mini y MacBook, pero eso podría cambiar dentro de muy poco. En 2017 comenzó a hablarse de la posibilidad de que Apple dejase de trabajar con Intel, y el año siguiente se anunció que Apple estaba trabajando en el desarrollo de sus propias CPU basadas en la arquitectura ARM. Entonces se dijo por parte de la prensa especializada y de ciertos expertos de la industria que el gigante de la manzana podría lanzar sus propis chips GPU ARM para 2020, un rumor que ha ido cogiendo fuerza en los últimos meses.
Ahora, a raíz de un artículo publicado el pasado día 9 de junio en el medio Bloomberg, que cita fuentes internas de la compañía californiana, parece ser que en la próxima Conferencia Mundial de Desarrolladores de Apple (22-26 de junio) podría anunciarse un “movimiento estratégico importante”, con lo que se refieren a la llegada de nuevos procesadores de fabricación propia para sus siguientes generaciones de ordenadores personales. Según sugiere el artículo, podría tratarse de la culminación de un proyecto de desarrollo de tres chips basados en la arquitectura de procesadores ARM A14.
Según Bloomberg, este anuncio tiene como objetivo dar a la comunidad de desarrolladores tiempo para trabajar en las modificaciones necesarias para adaptar su software a un nuevo entorno Mac que llegaría en 2021. Aunque la compañía no ha querido confirmar ni desmentir rumores, como bien siendo habitual, todos los movimientos a nivel interno sugieren que lleva tiempo reforzando sus divisiones de ingeniería y desarrollo para fabricar componentes de hardware propios, y muchos de ellos apuntan al campo de los procesadores para ordenadores personales, más que al de dispositivos móviles.
Este cambio de rumbo no solo afectará a Apple, que se juega mucho con una transición hacia la fabricación de sus propias CPU para equipos que generan altas expectativas, sino que sus efectos se sentirán en toda la industria. Sobre todo en el caso de Intel, que lleva tiempo tendiendo muchos problemas para superar las limitaciones de su arquitectura, y que en ciertos segmentos como el de la IA, la computación de alto rendimiento o la computación cuántica se está quedando atrás.
Aunque cada dos años presenta una nueva arquitectura mejorada, el ritmo de incremento de potencia de cálculo se está viendo limitado por la dificultad para traspasar barreras como la de los procesos de menos de 10 nanómetros, que ya han sido ampliamente superados por sus competidores en los campos de chips GPU, memoria NAND Flash y memorias emergentes, entre otros.
Todavía queda por ver si finalmente Apple anunciará el cambio de rumbo hacia sus propios chips basados en una arquitectura diferente (más similar a la de los dispositivos móviles), pero cabe esperar que la industria busque soluciones a la desaceleración de prestaciones de los líderes en la fabricación de CPU. Sobre todo cuando la llegada de una nueva generación de aplicaciones hambrientas de datos y de entornos de TI distribuida acelera la transformación hacia tecnologías que den soluciones más creativas y no lastradas por una curva de desarrollo descendente.