El futuro de la realidad virtual dependerá de los centros de datos y las redes 5G
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De cara a los próximos años la realidad virtual se irá extendiendo a diferentes ámbitos, proporcionando experiencias inmersivas para el entretenimiento, la educación y diversos sectores profesionales como la industria o el diseño. Y, para lograr esto, la clave estará en la combinación de los centros de datos de nueva generación y las redes inalámbricas de alta velocidad.
El impacto de las tecnologías de realidad virtual se extiende a sectores muy diversos, pero requiere plataformas capaces de entregar el contenido a la mayor velocidad posible y con la menor latencia en los flujos de datos. Para lograrlo, los expertos creen que el sector datacenter se apoyará en los centros de datos distribuidos y conectados mediante redes inalámbricas 5G. Esto permitirá acercar las plataformas de almacenamiento y procesamiento de datos a los usuarios finales, proporcionando el rendimiento necesario para que las experiencias VR de calidad sean satisfactorias. Así lo afirman expertos como el Director de Desarrollo de Negocios y Marketing de Medios Digitales de Interxion, Bryan Hill.
En una entrevista reciente dijo que el concepto de una buena experiencia de realidad virtual no se trata solo de la calidad del entorno virtual, sino de contar con una velocidad de respuesta adecuada, que proporcione una sensación verdaderamente real de movimiento e interacción dentro de ese entorno. Para ello se necesitará contar con las nuevas redes 5G, que multiplicarán por 10 la velocidad de acceso a los datos, reduciendo diez veces la latencia y mejorando 100 veces la capacidad de tráfico y la eficiencia de la red, en comparación con la actual tecnología 4G.
Pero, además, se necesitan centros de datos en la nube, lo más cerca posible de los usuarios finales, por lo que el EDGE computing y los servicios de colocación serán fundamentales para la expansión y el éxito de las aplicaciones de realidad virtual. Y, a medida que la realidad virtual se vaya extendiendo y crezca el volumen de usuarios y la cantidad de servicios que empleen esta tecnología, las redes de datos y las infraestructuras tecnológicas que sustentan esta tecnología se podrían saturar. Para evitarlo, los centros de datos y las redes globales deberán evolucionar para cumplir con las nuevas exigencias de almacenamiento, ancho de banda y baja latencia.
Ayúdanos a conocer cuáles son las tendencias tecnológicas que se impondrán en la empresa el próximo año y más allá, y cómo se está construyendo el futuro digital.
Según Hill: “A medida que el uso de VR continúe aumentando y la conectividad 5G que necesita para la adopción masiva se vuelva más disponible, las redes globales se verán enormemente afectadas. Como tal, algunas infraestructuras de centros de datos existentes deberán evolucionar para satisfacer esta demanda”. Añadió que: “Dado que la clave de la realidad virtual es un enfoque en la baja latencia y la interconexión, los centros de datos deberán madurar para ser instalaciones altamente conectadas que puedan albergar nodos 5G y también estar ubicados cerca de geografías densamente pobladas para estar más cerca de los usuarios finales”.
Pero esta evolución no está exenta de riesgos, y Hill apunta a otros casos que también parecían la gran promesa de futuro, como la televisión en 3D y las Google Glass, que después no acabaron calando en el público. Por ello afirma que la evolución y expansión de la realidad virtual supone un importante compromiso tanto para las empresas como para los consumidores, y recomienda a las empresas que quieran embarcarse en la aventura de la realidad virtual que tengan en cuenta tres cuestiones fundamentales.
Por un lado, la preparación de la tecnología, que debe estar lo suficientemente desarrollada para satisfacer la demanda de los usuarios. Por otro, la preparación del cliente, que tendrá unas determinadas demandas para la realidad virtual, y las empresas deberán adaptar su oferta para satisfacer sus necesidades concretas. Y, además, tener claro el modelo de monetización. Es preciso considerar si los usuarios deberán o no pagar por los servicios de realidad virtual, o si se emplearán otros modelos de negocio, como los ingresos por publicidad dirigida o cualquier otro.