El futuro de la economía digital está en las PYMES

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El futuro de la economía digital está en las PYMES

La transformación tecnológia en España pasa por tres retos: la digitalización del tejido empresarial, en concreto de las PYMES, el I+D y la capacitación digital de nuestras ciudades. Los sectores de turismo, retail, industria, automoción, energía o transporte terrestre suponen el 45% del PIB y el 36% de la fuerza laboral, por lo que su digitalización tendrá un impacto masivo en la economía digital de la nación.

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La digitalización está teniendo un impacto doble sobre la economía española, si atendemos a los datos que arroja el informe Economía Digital en España, realizado por Boston Consulting Group y Adigital. El primero es que estamos inmersos en un proceso de transformación tecnológica sin precedentes de tipo coyuntural (el comercio electrónico aumentó más del 50% durante la pandemia) y estructural (propuestas como el teletrabajo han venido para quedarse). La segunda conclusión es que lo digital cada vez tendrá un mayor peso en la economía, pues hoy suma ya el 19% del PIB entre los efectos directos, indirectos e inducidos, y se estima que para el 2022 este porcentaje sea del 55%.

Unos números que concuerdan con los del Gobierno, según confesó Carme Artigas, Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, que abrió la conferencia telemática de presentación del informe. “Estos porcentajes demuestran tanto que el proceso de digitalización es indispensable como que éste se ha acelerado con la pandemia, pues la tecnología ha supuesto la diferencia entre poder seguir trabajando y no trabajar, educar o no educar, conectarse con los seres queridos o no poder hacerlo. Por todo ello, desde el Gobierno apostamos por la digitalización, para hacer de España un país competitivo, moderno, justo, productivo, eficiente y equitativo”, afirmó. 

Para lograrlo tenemos el mejor punto de partida: una de las infraestructuras más potentes del mundo, “creada con mucho esfuerzo”. Asimismo, “podemos presumir de tener empresas líderes en sectores estratégicos y una sociedad capaz de adaptarse rápidamente a los cambios”. Sin embargo, Artigas recordó que hay aún “retos históricos que tenemos que abordar como país”. “Principalmente me preocupan tres: la digitalización del tejido empresarial, en concreto las PYMES, el I+D y la capacitación digital de nuestras ciudades. Por eso mismo hemos planteado un plan de acción concreto en estas tres direcciones. Y más ahora, cuando la digitalización se muestra ya como una gran palanca de cambio para la reconstrucción económica que tenemos que afrontar”.

La digitalización, pues, como la clave del futuro económico del país. Por eso la Secretaria de Estado ha señalado su satisfacción al ver que el informe “no se limita a señalar problemas, sino que también hace proposiciones”. Éstas abarcan cuatro grandes ámbitos: la infraestructura y la competitividad, las capacidades digitales, la seguridad y el entorno regulatorio y fiscal, y la parte de entretenimiento. “Están muy en línea con la agenda digital del Gobierno”, sostuvo Artigas. “De hecho, algunas ya las estamos trabajando. Por ejemplo, estamos elaborando un plan nacional para las habilidades digitales en colaboración con el Ministerio de Educación, el Ministerio de Industria, el Servicio de Empleo y con las universidades”. 

La otra gran preocupación del Ejecutivo es la urgente aceleración de los procesos de digitalización del tejido colectivo. “A las empresas no sólo hay que dotarlas de capacidades técnicas y e-commerce, sino también de tecnología y fuerza laboral capaz de llevar a cabo las transformaciones necesarias para hacerlas más competitivas. Especialmente en el caso de las PYMES, que componen el mayor tejido empresarial español”, aseguró la representante del Gobierno.

Una cuestión fundamental sobre la que también redundó Pablo Claver, Managing Director and Partner de BCG, quien subrayó que "sectores como turismo, retail, industria, automoción, energía o transporte terrestre representan el 45% del PIB y el 36% de la fuerza laboral, lo que supone un potencial extraordinario para nuestra economía si somos capaces de digitalizarlos".

Los otros sectores a desarrollar son la agricultura y el inmobiliario. “Están al principio del camino y representan el 60% de la fuerza laboral y un 52% de la agrupación de la economía del país, lo que nos impele a invertir en su transformación. Conseguirlo antes que otras naciones sería un impacto muy importante para nuestra economía”, afirmó.

Las PYMES representan el 45% del PIB y el 36% de la fuerza laboral, lo que supone un potencial extraordinario para nuestra economía si somos capaces de digitalizarlas.

El cuadro lo completan los sectores maduros, que tienen su transformación digital muy avanzada (un 80%-90% del PIB que generan tiene algún componente digital), como las empresas de telecomunicaciones, y las empresas que están llegando a la madurez, como los servicios financieros y los bancos, que han hecho un gran esfuerzo en los últimos años para alcanzar esta transformación digital y que en poco tiempo llegarán al nivel de las empresas de comunicación.

Todo un complejo proceso de transformación que conforma lo que se ha venido a llamar economía digital. Un término que precisa, según Claver, de una definición extensa e inclusiva. “Hemos optado por dividirlo en tres partes: las innovaciones tecnológicas e infraestructuras, como procesadores y redes de tele-comunicación; los bienes y servicios digitales, del tipo plataformas y aplicaciones de móviles; y, finalmente, la economía digitalizada, o sea, los nuevos modelos de negocio. De esta manera podemos medir la economía digital en el impacto directo, indirecto e inducido. El primero referido a los casos de uso digitales y su impacto directo sobre el PIB, el segundo tiene que ver con el efecto que la digitalización tiene en la cadena de suministro y el tercero representa el incremento de renta disponible para los trabajadores”.

Éste último punto es, quizás, el más importante, ya que los sectores más maduros en la transformación digital tienen dos características notables: crean más empleo (más deprisa, de mayor calidad y con sueldos más elevados) y fomentan nuevas inversiones. “Gracias al impacto inducido sabemos que un euro invertido en la economía digital cunde más que uno invertido en la analógica”, dijo Claver al respecto.

Finalmente, la Secretaria de Estado quiso acordarse de las Startups, para las que “se ha preparado una serie de planes de arquitectura financiera”. “Son organizaciones que tienen más problemas de escalabilidad que de acceso al capital. Por ello planteamos nuevos fondos de colaboración público-privada para el desarrollo de tecnologías muy específicas que sabemos que van a tener un gran ámbito de crecimiento, como la ciberseguridad y la IA”.

Y es que, al final, todos los caminos llevan a la Inteligencia Artificial. “Que nuestra Secretaría la lleve en el nombre no es una casualidad. La IA nos va a dar grandes oportunidades para crear un sector que ahora no existe. Es por eso que vamos a presentar una estrategia nacional de Inteligencia Artificial que mostrará cómo incorporarla en la cadena de valor de las empresas existentes. Para ello vamos a crear la oficina del dato y la figura de un Chief Data Officer a nivel nacional, pues ésa debe ser la base del desarrollo digital”, concluyó la ponente esperanzada.