Rusia se resiste a aceptar redes de datos satelitales de empresas extranjeras
- Infraestructura
Las autoridades rusas acaban de vetar el despliegue de satélites que tenía planeado la empresa londinense OneWeb, que pretende crear una red de datos satelital de alcance global para el año 2021. El motivo parece ser la cesión de las frecuencias necesarias para la transmisión de datos en territorio ruso, pero detrás también podrían estar los planes del país de controlar férreamente las redes de datos en el país.
Recientemente se ha sabido que el gobierno de Rusia ha denegado su aprobación a los planes de la empresa británica OneWeb, que está embarcada en el despliegue de una red de datos satelital de alcance mundial, y necesitaba el OK de la Federación Rusa para situar sus equipos en órbita sobre el país. Este proyecto consiste en crear una red de datos que abarque todo el globo. En su primera fase contará con unos 650 satélites que orbitarían a unos 1.200 Km de distancia, pero el objetivo final es llegar a unos 2.000, proporcionando cobertura en todo el mundo.
Pero para lograrlo se necesita el permiso de todos los países, un proceso complicado que en Rusia está encontrando la máxima oposición. Y, dada la gran extensión del país en todo el norte de Asia, cualquier infraestructura de datos espacial de este tipo no puede prescindir de cubrir este territorio, clave para interconectar una red tan vasta de satélites. Lo miso ocurre con otros proyectos similares que ahora mismo están en pleno desarrollo, y que podrían encontrarse con las mismas trabas en Rusia.
El motivo del veto de las autoridades es, en la versión oficial, las dudas que tienen sobre la concesión de frecuencias para la operación de estos satélites, que el país necesita para otros usos no especificados. A pesar de los esfuerzos negociadores de la compañía británica, sus representantes no han logrado convencer a la Comisión Estatal Rusa de Radio Frecuencias (SCRF). Y llevan intentándolo desde 2017, pero los responsables de la concesión del espectro en Rusia afirman que esta compañía necesita “múltiples frecuencias de radio”, y no parecen dispuestos a concederles el permiso para utilizarlas.
Pero, analizando la cuestión con más amplitud, el gobierno ruso lleva tiempo intentando independizarse de los servidores de Internet extranjeros, con el fin de redirigir todo el tráfico del país a través de nodos controlados por el gobierno. Los motivos serían la seguridad nacional, pero muchas voces apuntan a que la administración Putin quiere sentar las bases de un mayor control sobre la información para potenciar, entre otras cosas, las herramientas de espionaje.
Para ello ha aprobado una ley muy controvertida, que cuenta con la desaprobación de buena parte de la población rusa, que se opone a controles más estrictos. Pero el gobierno afirma que esta es la forma de evitar las intrusiones extranjeras y de mantener la soberanía de la información en una red de Internet cada vez más difícil de controlar.
Sea como fuere, los proyectos para crear una red satelital con cobertura verdaderamente global se encuentran con un problema de difícil solución, y tanto las empresas como los gobiernos implicados en proyectos de este tipo tendrán que negociar con quienes se oponen al despliegue de esta tecnología. Un concepto de red de datos global que, para muchos, tendrá un papel clave en sectores como la industria o el transporte.