Tendencias de computación en la nube para 2019
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La adopción de servicios en la nube pública avanza inexorablemente, configurando un sector cada vez más amplio y con mayor diversidad de ofertas y tecnologías disponibles. El cambio en el entorno cloud es constante y los expertos identifican algunas tendencias que marcarán el devenir del sector durante este año y los venideros.
A medida que avanza la digitalización, las organizaciones desarrollan nuevas necesidades tecnológicas para continuar siendo competitivos en los nuevos modelos de negocio vinculados a los datos y a los entornos digitales. En este contexto, la nube se ha convertido en un pilar fundamental de las estrategias digitales de las empresas, y su negocio está marcado por la evolución tecnológica, imprescindible para continuar proporcionando servicio a una masa cada vez mayor de clientes.
Comprender hacia dónde se dirigen los vientos evolutivos y de cambio es fundamental para mantenerse a la vanguardia en un sector cada vez más competitivo, por lo que los expertos se centran en analizar las tendencias que marcarán el camino en el sector de los servicios en la nube. En este sentido, Daniel Newman, miembro de Futurum y colaborador en Forbes, ha publicado una lista con las principales tendencias que se seguirán en este sector en 2019, y que también tendrán mucha influencia en los próximos años.
Crecimiento de los ecosistemas SaaS
Tras unos inicios inciertos, el modelo de software como servicio (SaaS) se está convirtiendo en una de las tendencias emergentes entre los servicios cloud, especialmente para industrias como la cadena de suministro global o la atención médica, que necesitan sistemas que les permitan compartir datos para que sus avances tecnológicos sean verdaderamente útiles, y les proporcionen los beneficios esperados. Por ejemplo, mediante un ecosistema de SaaS, todos los miembros de una cadena de suministro se pueden mantener vinculados ara garantizar la integridad de los productos que se mueven a través de ella.
Tejidos que van desde la nube a la periferia
El avance de la computación en el borde tendrá un impacto importante en los ecosistemas de nube pública, que se enfocarán en servir como intermediarios entre las organizaciones, sus servicios en la nube y sus plataformas de computación Edge, que operan en el borde de su red. Las tecnologías que más influirán en esta tendencia serán IoT y 5G, que impulsarán el despliegue de nuevos tejidos de red para una distribución más flexible de los datos en numerosos casos de uso. Gracias a esto se logrará una transferencia de datos en tiempo real entre las diversas plataformas, abriendo las puertas al futuro de IoT, el aprendizaje automático en el borde y otras aplicaciones de alto consumo de datos que podrán operar fuera de las instalaciones.
Diversificación en el uso de los contenedores
Los proveedores de la nube como AWS, Google, IBM o Microsoft están incrementando sus inversiones en kubernetes y otros contenedores para la “computación sin servidor”. Esto permitirá a las empresas implementar aplicaciones y microservicios sin preocuparse por los problemas de configuración. Gracias a esto pueden escalar, administrar y reemplazar componentes individuales de un sistema distribuido con más facilidad, sabiendo que, si falla una aplicación en un contenedor, no afectará a los demás. Estas ventajas impulsarán a partir de este año el uso de contenedores en las plataformas cloud, encaminando al sector hacia una computación serverless, cambiando el concepto de redes y la forma de desplegar nuevas tecnologías en la nube.
Más seguridad para los entornos multicloud
Los expertos señalan que este año se verá un incremento en las políticas destinadas a mejorar la seguridad y las cuestiones relativas al cumplimiento normativo en los entornos de múltiples nubes, debido a que las empresas clientes de estos servicios están cada vez más preocupadas por estas dos cuestiones.
Arquitecturas nativas de la nube
Newman afirma que a partir de este año comenzarán a desarrollarse las arquitecturas nativas de la nube. Esto, en sus palabras, implica observar el desarrollo de implementaciones de aplicaciones de una forma que se refleje en el entorno de la nube, mejorando la eficiencia de todos los procesos y flujos de trabajo. También conlleva el uso de entornos de autoaprovisionamiento como código, escalado automático y otros recursos a necesidad, e incluye una redundancia automática para garantizar la capacidad de recuperación de datos. Según señaló, esto significa que las empresas podrán por fin optimizar el nivel de la nube, en vez de centrarse en sus sistemas anteriores.