La cadena de suministro tecnológica sufre por los aranceles impuestos a China

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Con el recrudecimiento de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China la cadena de suministro de productos tecnológicos está viéndose muy afectada. Por un lado, muchos proveedores afincados en China están cambiando de ubicación y, por otro, los excesivos aranceles de EEUU están minando las estrategias de precios dentro y fuera del país.

El conflicto económico entre Estados Unidos y China ha ido enturbiando el comercio internacional desde el año pasado, debido a las elevadas tasas arancelarias que . Y el mercado tecnológico está sufriendo especialmente, con aranceles que llevan todo el año lastrando las ganancias de los integrantes de la cadena de suministro, desde los proveedores a los clientes finales. Ahora, la administración Trump ha anunciado un nuevo aumento de tasas del 10%, lo que afectará aún más a las ventas de la industria tecnológica global.

Esto se debe a que Estados Unidos es el mercado tecnológico más importante del mundo, y lo que sucede allí afecta a casi todo el mundo. Algunas de las empresas tecnológicas más importantes del mundo son norteamericanas, por ejemplo los principales proveedores de infraestructura TI, y un aumento de las tasas en la compra de componentes acaba repercutiendo en toda la cadena, dentro y fuera del país.

Los expertos opinan que las nuevas medidas de la administración estadounidense van a impedir que el mercado tecnológico pueda iniciar la recuperación esperada para el segundo semestre de 2019, y la industria no está contenta con la situación. Porque los supuestos beneficios competitivos que se pretenden obtener con estas tasas cada vez más elevadas acaban minando las ganancias de los fabricantes de infraestructuras TI, un mercado clave para impulsar la transformación digital de las organizaciones americanas y de otras regiones.

Concretamente, los analistas destacan que esta última medida debilitará a empresas fundamentales en la cadena de suministro de productos tecnológicos, como la americana Intel y la taiwanesa TSMC. Estas dos firmas son vitales en el campo de los semiconductores, y de momento dependen mucho de sus operaciones de fabricación dentro de China. Son las responsables del suministro de procesadores y otros componentes clave para las tecnologías de computación, y miles de clientes en todo el mundo dependen de sus productos, por lo que si reducen su producción los efectos serán globales.

Mientras tanto, otras compañías competidoras están afilando sus armas para hacerse con una porción mayor del mercado dominado por estos dos fabricantes, pero los expertos no creen que puedan sustituirlos en caso de un descenso importante del suministro. Y estas empresas son solo un ejemplo destacado, pero hay muchos otros proveedores de tecnología que dependen de que el mercado de productos tecnológicos fabricados en China mantenga unos precios aceptables, algo que se está complicando.

Ante esta situación, el gobierno de China ha decidido jugar la carta de bajar el valor de su moneda, una táctica arriesgada que pretende forzar un cambio de dirección por parte de la administración Trump. Pero esto podría recrudecer aún más el conflicto, algo que no quieren los principales miembros de la cadena de suministro de tecnología, y tampoco las empresas de otros sectores muy vinculados a la producción en China.