El espectro 5G no será solo para los operadores de telecomunicaciones

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La forma tradicional de distribuir el espectro de radiofrecuencia no es el más adecuado para el futuro de la sociedad hiperconectada, ya que las muchas industrias que van a recurrir a 5G no pueden depender de los proveedores de servicios móviles. Por ello, diferentes sectores están sumando sus voces para pedir una regulación que permita la creación de redes privadas que no dependan de la saturación de las redes públicas.

Sectores como la industria de fabricación, la minería, el transporte, la logística o el comercio minorista abogan por un nuevo modelo de reparto del espectro de radiofrecuencia, que les permita construir redes privadas basadas en 5G. Esta será la única forma de garantizar la disponibilidad de conexión para tecnologías como los grandes despliegues de 5G que se van a realizar en las fábricas, las cadenas de suministro y muchos otros ámbitos.

Esto choca con el modelo tradicional de asignación del espectro, en el que los principales y casi únicos beneficiarios eran los proveedores de comunicaciones móviles. Pero estos no van a poder garantizar a los sectores profesionales la suficiente disponibilidad del ancho de banda ni la estabilidad necesaria en las comunicaciones inalámbricas. Por ello, las verticales más interesadas en el uso de 5G están peleando para lograr su propio espacio compartido en las nuevas redes, que abarcarán un rango de frecuencias de entre 1 y 100 GHz.

Según afirman los investigadores de ABI Research, “Para lograr la escala completa de beneficios y una posición de liderazgo en la carrera 5G, los gobiernos y los reguladores tienen que apoyar y estimular a los operadores de redes móviles con una gran cantidad de espectro 5G continuo. El asequible espectro 5G ayudará a apoyar el crecimiento económico, establecer la superioridad geopolítica e incluso obtener ventajas en términos de poderes militares y de inteligencia. Los tomadores de decisiones políticas deben considerar estos beneficios a largo plazo y centrarse menos en los beneficios financieros a corto plazo durante las asignaciones de espectro 5G”.

Por su parte, empresas como Mercedes-Benz, Volkswagen o Siemens ya han solicitado la disponibilidad de redes 5G privadas que garanticen una entrega de datos rápida, de baja latencia y alta confiabilidad, que permita el desarrollo de tecnologías fundamentales como los vehículos conectados y autónomos en la próxima década. Esto supone abrir el mercado de las telecomunicaciones a empresas de otros sectores, pero los gobiernos deben platearse esta posibilidad, ya que las industrias cada vez más digitalizadas y descentralizadas van a requerir garantías de conectividad para que la economía y la sociedad puedan avanzar sin trabas.

El problema, aparte de la presión de los proveedores Telco tradicionales, es que la disponibilidad de frecuencias está limitada por la física, por lo que las autoridades competentes deberán platearse si abrir nuevos rangos de frecuencias u optimizar la eficiencia de las que están en uso. Lo que está claro es que esto supondrá grandes oportunidades comerciales para los gobiernos, en una era en la que la conectividad inalámbrica será vital para las personas, las administraciones públicas y las empresas.

Como señaló Emanuel Kolta, analista senior de ABI Research, “A medida que el espectro se convierte en un activo cada vez más valioso, el comercio de espectro se volverá más relevante, lo que dará como resultado un resultado más eficiente donde el suministro acumulado de espectro sea mayor”. Pero apuntó que “el resultado a largo plazo de la carrera 5G es todavía incierto”, y queda por resolver si se continuará con el clásico modelo de distribución de frecuencias o si se buscará la forma de repartirlas más allá de los proveedores de telecomunicaciones tradicionales. Y, probablemente, en esto influirá mucho la llegada de nuevos jugadores al ámbito de las tecnologías relacionadas con la creación de las nuevas redes 5G.