EEUU aumenta la compensación a las pequeñas empresas por sustituir los equipos de telecomunicaciones chinos

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La Comisión Federal de Comunicaciones estadounidense ha decidido aumentar a 1.900 millones de dólares la compensación para las pequeñas empresas de telecomunicaciones del país que se han visto obligadas a sustituir los equipos de proveedores chinos que tenían instalados, especialmente en las zonas rurales. Esta estrategia ayudará a mitigar la carga financiera que han tenido que asumir, aunque sus representantes afirman que esta política es insuficiente, y se debería facilitar el acceso a más fondos para superar el bache.

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En su momento, Donald Trump inició una cruzada contra las empresas de telecomunicaciones chinas, instaurando una política de bloqueo comercial contra los proveedores chinos de equipos de telecomunicaciones, primero contra ZTE y, después, contra Huawei, uno de los principales proveedores a nivel mundial. Durante su mandato se obligó a las empresas de telecomunicaciones de todo el país a eliminar la infraestructura de estas marcas, un proceso que implicaba enormes gastos para las telcos americanas, y que se ha extendido a otros países socios de EEUU.

Esta agresiva política pretende garantizar la seguridad nacional e impulsar el mercado de marcas estadounidenses de tecnología de telecomunicaciones, pero ha tenido un gran impacto para los proveedores de comunicaciones, especialmente para las pequeñas empresas, especialmente a las que operan en zonas rurales, cuyos recursos son más limitados. Ahora, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) ha decidido replantear la estrategia para ayudar a las pequeñas empresas con 10 millones o menos de suscriptores, y ha anunciado que dedicará hasta 1.900 millones de dólares para reembolsar parte del gasto que ha conllevado este cambio.

Este cambio se inició en 2020, cuando la FCC anunció una compensación de 1.000 millones de dólares, que ahora se han incrementado hasta 1.900 millones. Aunque la Rural Wireless Association ha emitido un comunicado en el que afirma que esta cantidad no es suficiente, y que se debería facilitar más el proceso de obtención de fondos para estas empresas.

En una carta enviada a la FCC por esta asociación el pasado abril, sus responsables dijeron que “el desembolso oportuno de fondos a los proveedores elegibles es esencial para una transición rápida y sin problemas de las redes de comunicaciones, ya que muchos proveedores rurales están luchando actualmente por reunir fondos y equipos suficientes para comenzar los procesos de reemplazo y eliminación en sus redes, en medio de una pandemia mundial y una cadena de suministro global en escasez”.

Por su parte, Huawei dijo que “la iniciativa de la FCC solo crea desafíos extraordinarios para que los operadores en las áreas más remotas de los EEUU mantengan el mismo alto nivel y calidad de servicio que brindan a sus clientes sin interrupciones. Estas reglas negarán a los consumidores la conectividad de banda ancha, interrumpirán el negocio, la educación y la respuesta a emergencias y costarán el dinero de los contribuyentes, mientras que en última instancia no lograrán el objetivo central de brindar mayor seguridad. Simplemente se utilizan políticas en un esfuerzo por hacer una declaración geopolítica”.

Los expertos en Reino Unido, uno de los aliados de EEU que están siguiendo esta misma política, también están preocupados por cómo afectará a las empresas del país la sustitución obligatoria de los equipos de proveedores chinos. Como ejemplo, British Telecom comenzó en mayo a sustituir la tecnología de 12.000 torres de telefonía celular, un proceso que según sus previsiones anteriores va a tener un coste de 500 millones de libras.