Los operadores de telecomunicaciones de UK piden más tiempo para eliminar los equipos fabricados por marcas chinas

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El Reino Unido ha decidido rendirse a las presiones de Estados Unidos para no usar equipos de Huawei y otras empresas chinas en la construcción de las infraestructuras de comunicaciones 5G. Esto ha supuesto un varapalo para esta firma, pero también para los propios operadores de UK, que ahora afirman que necesitarán un plazo de unos 5 años solo para eliminar los equipos ya instalados, y denuncian el elevado coste que tendrá para ellos este proceso.

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En los últimos años las autoridades de Estados Unidos han llevado a cabo una intensa campaña de desprestigio de marcas chinas como Huawei, haciendo acusaciones de que estas empresas estaban “a sueldo” del gobierno chino para espiar a sus rivales, especialmente a Estados Unidos. Al margen de que estas acusaciones puedan o no tener fundamento, esta campaña forma parte de la estrategia de Estados Unidos en el prolongado conflicto comercial que enfrenta a ambas potencias, y que se ha extendido a los socios internacionales del gigante americano.

Un ejemplo perfecto es Reino Unido, que en medio de su propio conflicto con la Unión Europea ha decidido seguir el dictamen de Estados Unidos sobre Huawei. Así ha sucedido desde principios de 2020, cuando el ejecutivo británico anunció que seguiría las recomendaciones de EEUU sobre vetar al fabricante Huawei de cara a la construcción de las redes de telecomunicaciones del país. Pero hasta entonces los operadores de telecomunicaciones ya habían invertido fuertes sumas en el despliegue de nueva infraestructura 5G, y muchos equipos han sido fabricados por la marca china.

En aquel entonces el enfoque estaba más centrado en eliminar cualquier asomo de duda sobre la fiabilidad de las infraestructuras TI de comunicaciones 5G vinculadas a las infraestructuras críticas del país, pero ahora el problema ha alcanzado dimensiones mayores. Porque el gobierno británico ha dicho que se deberán eliminar los equipos de Huawei de muchos otros ámbitos de la red, especialmente en los nodos centrales de comunicaciones pero también en muchas otras ubicaciones más periféricas.

Ante esta situación, los principales operadores de telecomunicaciones del país, como British Telecom y Vodafone, han elevado el tono, afirmando que este proceso tendrá un coste muy elevado (cifrado en miles de millones de libras) y que no se podrá completar en menos de cinco años. Actualmente se están llevando a cabo negociaciones con el Comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento de UK, en las que los operadores solicitan plazos más razonables para poder eliminar los equipos preinstalados a medida que se sustituyen por otros, proporcionados por proveedores como Ericsson.

En caso contrario, afirman que se producirán interrupciones en el servicio a los clientes, que afectarían a las redes 4G, 2G y, posteriormente, a 5G. Mientras tanto, las autoridades británicas aluden al informe recientemente publicado por el Centro Nacional de Seguridad Cibernética (NCSC), en e que elevan el nivel de riesgo de usar equipos de Huawei. Aunque este informe está plagado de polémica, ya que coincide sospechosamente en plazos y en forma con los movimientos que está llevando a cabo Estados Unidos contra esta compañía, la hoja de ruta de Reino Unido parece bastante clara, y podría modificarse solo en plazos y en ayudas a las empresas afectadas.

Sea como fuere, el posicionamiento de Reino Unido con respecto al fabricante chino no es un caso aislado, y cada vez se notan más presiones por parte de Estados Unidos para que otros mercados importantes veten a marcas como Huawei. Y, en última instancia, esta línea de acción sirve directamente a los intereses del sector tecnológico de EEUU, ya que los principales fabricantes que compiten con Huawei en el mercado de infraestructura 5G son norteamericanos.