Un año de grandes oportunidades en la industria de satélites de órbita baja

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El despliegue de las nuevas redes satelitales de órbita baja, enfocadas a proporcionar acceso de banda ancha en regiones donde no llegan las redes tradicionales, está avanzando rápidamente. Esto está potenciando el mercado de la industria dedicada a fabricar este tipo de satélites, cuyo valor podría ascender a más de 300.000 millones de dólares para el año 2023.

Los pioneros en la construcción de redes de datos satelitales están logrando un gran éxito, avanzando rápidamente en el despliegue de satélites de orbita baja (LEO) en regiones como Estados Unidos, China o el Reino Unido. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) está apoyando el progreso de esta industria con la promulgación de especificaciones de espectro y ancho de banda global, que fomentará el uso del nuevo paradigma de Internet Satelital para llevar la conectividad moderna y las comunicaciones móviles a los lugares remotos y para el transporte aéreo y marítimo, donde la conectividad siempre ha sido muy limitada.

Los expertos de TrendForce explican que esta tecnología puede mejorar combinando las comunicaciones satelitales y terrestres en una arquitectura de red híbrida, y esto actuará como un impulsor de la industria de producción satelital. Sus previsiones son que este mercado seguirá creciendo a una tasa interanual del 4,5% hasta 2023, alcanzando un valor de 308.300 millones de dólares.

Hasta ahora los satélites LEO han tenido aplicaciones principalmente en el campo militar y de defensa, pero en los próximos años se lanzarán numerosas aplicaciones civiles y comerciales. Esto se logrará gracias al gran avance que se está produciendo en la miniaturización de los satélites y los sistemas de carga útil en la industria aeroespacial, gracias a la gran contribución de empresas como SpaceX, OneWeb, Telesat, Viasat o Amazon, que están lanzando satélites a gran velocidad, impulsando la competencia en el mercado.

Aprovechando el crecimiento de este mercado otros fabricantes están entrando en la industria de fabricación de tecnologías vinculadas a las futuras redes satelitales o híbridas, como las marcas taiwanesas Tong Hsing y WIN, entre otras muchas, que están viendo grandes oportunidades en la fabricación de equipos terrestres. Estas soluciones serán clave para garantizar el servicio, proporcionando herramientas para sincronizar los satélites, evitar posibles colisiones y para otras muchas aplicaciones en las que las propias redes satelitales no logran operar de forma completamente autónoma, al menos de momento.

Otro mercado que ganará peso en los próximos años es el de recuperación y reciclaje de los satélites viejos y los desechos espaciales que se generan durante el posicionamiento de los equipos en órbita. Varios países están trabajando en soluciones para este creciente problema, como Japón, que ha propuesto el uso de imanes recuperar los desechos. Por su parte, Estados Unidos y Gran Bretaña están invirtiendo en tecnologías de seguimiento de desechos espaciales, y están buscando apoyo de empresas que puedan contribuir el desarrollo de estas tecnologías.