El preacuerdo de Estados Unidos y China beneficiará a la industria tecnológica

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El anuncio la semana pasada del principio de entendimiento entre China y Estados Unidos podría suponer el punto de partida de importantes cambios en sus respectivas políticas comerciales. Esto tendrá un impacto considerable en el sector tecnológico, uno de los más perjudicados por el conflicto que han tenido ambos países, y que el año pasado afectó negativamente al crecimiento de la industria.

Parecía poco probable que bajo el mandato de Donald Trump su país llegase a algún tipo de entendimiento comercial con China. Y muy especialmente desde el punto de vista de la industria tecnológica, donde desde hace años se han producido importantes conflictos por supuestos robos de patentes, acusaciones de espionaje y todo tipo de sabotajes comerciales. Pero la semana pasada los dos países firmaron un acuerdo inicial que persigue una relajación de las tensiones.

Esto se logrará mediante una serie de cambios que afectarán a la industria tecnológica por ambas partes. En la denominada “fase uno” de este acuerdo China se compromete a tomar severas medidas contra el robo, plagio o copia de propiedad intelectual de las empresas estadounidenses en general, no solo las relacionadas con el desarrollo y la fabricación de tecnología. Por su parte, Estados Unidos también aseguró que llevará a cabo sus propios cambios para combatir las falsificaciones y el robo de patentes.

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Según afirmó el representante de Comercio de Estados Unidos, “el capítulo de propiedad intelectual aborda numerosas preocupaciones en las áreas de secretos comerciales, patentes y propiedad intelectual relacionada con productos farmacéuticos, indicaciones geográficas, marcas registradas y aplicación de la ley contra productos pirateados y falsificados”.

Añadió que se incluirán medidas para llevar ante los tribunales los actos de intrusión electrónica que lleven al robo de secretos comerciales, con lo que quieren acabar con una práctica muy extendida y que Estados Unidos lleva tiempo denunciando. De hecho, es una de las reclamaciones iniciales no satisfechas que en su momento elevó las tensiones entre ambos países.

Otros cambios que impulsará este acuerdo permitirán simplificar la organización de la cadena de suministro de las empresas estadounidenses que quieran hacer negocios e China, que podrán vender directamente. Pero los expertos afirman que la situación todavía no aliviará los problemas que están sufriendo las compañías afectadas por los últimos aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos manufacturados en China, algo que queda pendiente para futuras “fases” de esta negociación.

Sí se reducirán algunos de los impuestos actuales, pero de momento no se relajarán todas las medidas punitivas aprobadas por EEUU, que está a la espera de que China cumpla la parte que le toca de este acuerdo comercial, que fija una serie de compromisos.

Por ello, el representante de Estados Unidos señaló que “el acuerdo está escrito como un acuerdo comercial tradicional, con una gama de compromisos y de procesos por ambas partes que solo serán tan fuertes como el grado en que se implementen por ambas partes. Por ahora, pone una pausa en las tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo que se han intensificado durante la mayor parte de los últimos dos años. Sin embargo, deja muchos problemas estructurales, en particular los subsidios chinos y otras políticas industriales”.