Nuevas restricciones estadounidenses enrarecen el ambiente en la industria de chips

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El gobierno de Estados Unidos está preparando nuevas medidas contra el proveedor chino de chips SMIC, imponiendo nuevas y costosas licencias a los proveedores que suministran equipos a esta empresa para que fabrique sus chips. Esta medida tiene la clara intención de perjudicar a la economía china, pero tendrá repercusiones a lo largo de toda la cadena de suministro tecnológico, dentro y fuera de EEUU.

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Gran parte de los chips integrados en las tecnologías que usamos actualmente provienen de las industrias de fundición de semiconductores, que proveen a muchas marcas de los componentes que necesitan para fabricar servidores, almacenamiento, sistemas de comunicaciones y todo tipo de dispositivos, tanto de consumo como de uso empresarial. Los líderes de esta industria son la taiwanesa TSMC y la china SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corporation), contra la que Estados Unidos acaba de lanzar una medida altamente restrictiva.

Según ha publicado la agencia Reuters, la administración Trump ha impuesto nuevas restricciones a vario proveedores que suministran equipos para la fabricación de semiconductores a SMIC, que consisten en nuevas licencias de exportación a título individual. Al parecer, el Departamento de Comercio de EEUU habría enviado una serie de cartas a estas empresas anunciándoles estas restricciones, alegando que existen riesgos de que estas tecnologías se utilicen con fines militares.

Esta misma excusa ha sido utilizada contra otras empresas, como Huawei, a la que han acusado de tener vínculos directos con el gobierno y los militares chinos, pero SMIC ha afirmado tajantemente que “fabrica semiconductores y proporciona servicios únicamente para usuarios finales civiles y comerciales, y para usos finales”. Añaden que su compañía “no tiene ninguna relación con el ejército chino y no fabrica para ningún usuario o uso militar”.

Pero esto no va a impedir que el gobierno estadounidense profundice en su estrategia de boicot a las empresas tecnológicas chinas más potentes, tenga o no fundamento su acusación. Porque en esta nueva era tecnológica Estados Unidos se ha puesto como objetivo potenciar la industria nacional de semiconductores, mientras trata de retrasar en la medida de lo posible el avance de la nueva industria de China. Esto queda patente al analizar el resto de estrategias económicas y geopolíticas que está adoptando el país en los últimos tiempos, con las que trata de bloquear todos los esfuerzos de su competidor asiático.