El progreso de la vida digital impulsa el cambio hacia la era de la hiperconectividad

  • Transformación Digital

A medida que las personas integran más las nuevas tecnologías en todos los ámbitos de su vida la demanda de conectividad alcanza un nuevo nivel, lo que obliga a realizar cambios importantes en las en ecosistema tecnológico subyacente. Los expertos afirman que en esta nueva década comenzará la nueva era de la hiperconectividad, en la que el volumen de dispositivos conectados superará los 200.000 millones, generando un impulso enorme en el desarrollo de las redes.

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En los últimos años los países más desarrollados han ido adentrándose en una nueva etapa de la era digital, en la que muchas tecnologías tradicionales se han ido sustituyendo por dispositivos conectados. Este es sin duda un camino sin retorno, y los expertos están convencidos de que el cambio de década marca el inicio de lo que denominan la era de la hiperconectividad, en la que cada vez habrá más cosas conectadas a las redes de datos, que se integrarán en un ecosistema digital más complejo e interconectado.

Según un informe reciente de Frost& Sullivan, denominado Future of Connected Living, entre 2020 y 2030 el promedio de dispositivos conectados logrará crecer a una tasa interanual del 20,7% (CAGR) hasta unos 20 por persona. Así, el volumen total de dispositivos conectados pasará de los 30.400 millones de 2020 a más de 200.000 millones para 2030. Este avance tendrá un impacto muy importante en las infraestructuras de conectividad, especialmente en las grandes ciudades, los lugares de trabajo o los nodos de transporte de personas y mercancías, especialmente donde se concentran muchos individuos de forma simultánea. El objetivo es que cada persona (y sus correspondientes dispositivos) pueda estar conectada en todo momento y lugar, teniendo acceso a un amplio abanico de servicios digitales, que no para de crecer y diversificarse.

Pero el impulsor de esta nueva era de la hiperconectividad no son los dispositivos en sí, aunque estos están evolucionando rápidamente, sino los servicios a los que dan acceso, que están basados en software. Entre ellos están infinidad de aplicaciones, transmisión de contenidos y todo tipo de servicios de interconexión de negocios, dispositivos y personas. Las estimaciones de Frost & Sullivan son que para 2025 se cuadruplicará la penetración de los dispositivos conectados inteligentes para el hogar. Mientras tanto, el gasto en ciudades inteligentes aumentará a una CAGR del 22,7% hasta 2025, alcanzando unos 327.000 millones de dólares para entonces. 

Vinay Venkatesan, gerente de programas de TechCasting en Frost & Sullivan, comenta en su informe que “el futuro hogar se convertirá en un eje central para una vida conectada. La demanda de soluciones de vida conectada se disparó como resultado del brote de COVID-19 en 2020, ya que permite que los hogares evolucionen hacia espacios de trabajo bajo demanda y mucho más. Los continuos avances en tecnologías de conectividad como servicios en la nube, Internet de las cosas (IoT), videoconferencia, movilidad, robótica e inteligencia artificial crearán fronteras de innovación para la tecnología conectada y los proveedores de servicios”.

Añade que la convergencia de las tecnologías emergentes de conectividad 5G y WiFi 6 será un habilitador fundamental para esta era de hiperconectividad, ayudando a mejorar la velocidad de las comunicaciones, mejorando la experiencia del cliente y la rentabilidad para los proveedores de soluciones de hardware y software conectadas. Pero en este viaje centrado en la conexión se deben establecer sinergias entre un volumen creciente de actores, que deberán aliarse para proporcionar una experiencia de conexión sin fricción, que resulte transparente para los usuarios.

Por ello, Venkatesan explica que “para tener éxito en la era conectada, las empresas no pueden hacerlo solas. Deben establecer nuevas asociaciones, comprometerse con un ecosistema más amplio y explorar nuevos modelos comerciales para ofrecer una propuesta de valor única. Si bien la vida conectada impulsa la resiliencia digital, también conlleva riesgos importantes, como la inseguridad de los datos y la vulnerabilidad a los ciberataques. Por lo tanto, se alienta a las organizaciones a desarrollar una estrategia de ciberseguridad detallada que se alinee con sus objetivos y facilite la provisión de servicios conectados seguros a los clientes en cualquier lugar”.